En 1950, Alan Turing, reconocido principalmente por su papel fundamental en descifrar la máquina Enigma durante la Segunda Guerra Mundial y por su famoso Test de Turing en inteligencia artificial, emprendió un proyecto menos conocido pero igualmente visionario. Ese año, mientras el mundo se recuperaba lentamente de los estragos de la guerra y la computación digital aún estaba en su infancia, Turing desarrolló uno de los primeros programas de ajedrez llamado Turochamp. Aunque esta contribución suya a menudo queda eclipsada por sus logros más mediáticos, fue un hito decisivo para la historia temprana de la inteligencia artificial.
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