La cabeza mecánica: de las manos sin mente a los algoritmos que simulan pensar
20 de abril de 2025
Durante siglos, el trabajo mecánico fue sinónimo de esfuerzo físico sin reflexión. Las manos obreras, repetitivas y obedientes, eran vistas como fuerza sin dirección, acción sin pensamiento. Hasta bien entrado el siglo XIX, lo “mecánico” no tenía prestigio intelectual; era lo contrario al pensamiento, la antítesis de la razón. Lorraine Daston, en 2022, lo resume de forma elocuente: mecanizar el cálculo no fue posible porque las máquinas pudieran hacerlo, sino porque los trabajadores mecánicos ya lo hacían. Solo cuando se concibió que una persona pudiera operar como una parte de engranaje —confiable, repetitiva, obediente—, fue posible imaginar que las máquinas pudieran, a su vez, calcular.
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