El valle inquietante: un espejo de nuestra humanidad en la era de la inteligencia artificial
20 de enero de 2025
En 1970, el mundo se encontraba inmerso en una revolución tecnológica marcada por avances significativos en computación, robótica y cibernética. Japón, en particular, lideraba el desarrollo de robots industriales y comenzaba a explorar aplicaciones más humanas de esta tecnología, con robots diseñados no solo para ensamblar piezas en fábricas, sino también para interactuar con personas en contextos sociales y domésticos.
Este período coincidió con un creciente interés en comprender la relación entre humanos y máquinas, especialmente en el ámbito de la robótica humanoide, donde se buscaba que los robots fueran más atractivos y familiares para las personas. Masahiro Mori, un destacado ingeniero japonés, observó un fenómeno peculiar: mientras más humanizados eran los robots, mayor era la conexión emocional que las personas parecían establecer, hasta un punto crítico en el que esta relación se invertía y comenzaban a experimentar incomodidad o rechazo.
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