Hay momentos en la historia que se esconden en los márgenes del papel, entre dibujos trazados con tinta y la intuición de un genio. A comienzos del siglo XVI, Leonardo da Vinci —ese titán renacentista que pensaba con los dedos— dibujó una máquina de engranajes interconectados capaz de sumar y restar. Fue en 1502, mucho antes de que el mundo conociera palabras como “informática”, “código binario” o “deep learning”.
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a 365 relatos de la Inteligencia Artificial para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.