En la Italia del Renacimiento, donde las artes florecían y los cuerpos celestes eran tan estudiados como las pasiones humanas, un médico y matemático llamado Gerolamo Cardano (1501–1576) se atrevió a escribir sobre uno de los temas más escurridizos de su tiempo: el azar. Era el año 1525 cuando comenzó a redactar un tratado que cambiaría, sin saberlo, el modo en que la humanidad se enfrentaría a la incertidumbre. Lo tituló Liber de ludo aleae —El libro de los juegos de azar— y aunque no fue publicado hasta después de su muerte, ese manuscrito se considera hoy una de las primeras obras sistemáticas sobre probabilidad.
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