A principios de la década de 1970, en los Laboratorios Bell de AT&T, Dennis Ritchie desarrolló el lenguaje de programación C. Lo hizo en respuesta a la necesidad de superar las limitaciones del ensamblador, el lenguaje predominante en ese momento. El ensamblador, aunque eficiente, estaba estrechamente ligado al hardware específico, lo que dificultaba la portabilidad del software entre diferentes máquinas.
En paralelo, los Laboratorios Bell estaban trabajando en el sistema operativo UNIX. Inicialmente escrito en ensamblador, buscaba una solución que permitiera reescribirlo de manera más portable y accesible. Inspirado en lenguajes previos como BCPL y B, Ritchie diseñó C para ofrecer una combinación única: la eficiencia y control del hardware característicos de los lenguajes de bajo nivel, junto con las facilidades y estructura de los lenguajes de alto nivel. Este enfoque permitió no solo el éxito de UNIX, sino también la creación de un lenguaje que cambiaría para siempre el desarrollo de software.
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