Corría el año 1950 cuando Isaac Asimov, escritor estadounidense y también respetado bioquímico, publicó "Yo, robot", una colección de relatos cortos que marcó profundamente el rumbo de la ciencia ficción. En aquella obra, Asimov se atrevió a mirar hacia adelante, imaginando no solo el desarrollo tecnológico de la inteligencia artificial, sino también sus posibles consecuencias sociales y éticas. Era una época donde la informática aún estaba en pañales y el concepto mismo de una máquina que pensara por sí misma resultaba casi fantasioso. Sin embargo, su imaginación trascendió los límites conocidos y se proyectó hacia desafíos que, décadas más tarde, serían increíblemente familiares.
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